Su currículo nos dice que estamos ante un 'galáctico' de la egiptología, y su conversación, que disfruta con verdadera pasión de cada uno de los avances realizados en los últimos nueve años que ha durado su última misión: el 'proyecto Djehuty'. «Djehuty era el supervisor del Tesoro, una especie de ministro de Hacienda de aquella época encargado de controlar el oro y la plata». José Manuel Galán (Madrid, 1963) es investigador científico del CSIC.
-Retrocedemos 3.500 años en el tiempo y nos topamos ¿con la primera Capilla Sixtina?
- Sí, se trata de la cámara sepulcral de Djehuty, descubierta en la orilla occidental de la región de Luxor, necrópolis de la antigua Tebas. Llevamos nueve años excavando y por fin hemos dado con ella. Descubrimos que esa cámara estaba pintada y la llamé la Capilla Sixtina porque estamos justo en la misma época de Miguel Ángel Buonarroti, 1475, pero hacia atrás, en 1480 antes de Cristo. Además, en la cámara de Dejhuty se pinta una representación del cielo como en la Capilla Sixtina, la época en la que gobierna Hatshepsut se caracteriza por un renacimiento y por un interés en investigar el pasado,... De ahí el nombre.
-¿El sueño de todo arqueólogo?
-Claro. Porque realmente cuando uno empieza a trabajar en arqueología, trabajas con una hipótesis, tienes que empezar con una idea. Y nosotros nunca barajamos la posibilidad de encontrar la cámara funeraria pintada porque en esta época no se decoran las cámaras funerarias. La importancia del hallazgo reside en que éste era uno de los pocos dignatarios de la época que decora su cámara funeraria.
-Después de tantos años de dedicación, ¿cúal es el descubrimiento que más le ha impresionado?
- En realidad el sueño al que aspiraba era alcanzar la cámara funeraria de Djehuty y cuando me preguntaban ¿qué esperas encontrar dentro?, por mi formación de filología, de textos, y porque lo que sé hacer es leer jeroglíficos, siempre decía que lo que me gustaría encontrar era un cofre lleno de papiros con historias. No hemos encontrado esos papiros, pero sí esa documentación en la propia pared.
-¿Se ha descifrado ya?
-Sí. Y tiene cosas muy llamativas. Por ejemplo los egipcios concebían un juicio final en el que el difunto tenía que enfrentarse a una serie de acusaciones que tenía que rebatir para acceder al más allá.
-Han pasado más de 3.500 años y se dice que no se ha descubierto ni el 10% de Egipto.
- No sé si tanto pero queda mucho por sacar a la luz. Cuando solicitamos hace dos años una ampliación del territorio que nos concedió el gobierno egipcio, ya calculamos que tenemos doce tumbas esperando a ser descubiertas. Y eso es un trozo pequeño en la necrópolis de Tebas.
-¿Qué es lo que más le ha sorprendido de la vida que llevaban?
- Al menos a mí, su inteligencia y su intelectualidad. Por un lado eran muy bebedores, les gustaba mucho la cerveza y el vino, los juegos tipo backgammon, pero por otro lado se comían mucho el coco con cuestiones sobre el origen de la humanidad o la justicia social. Le daban muchas vueltas. Y luego en el arte, todo es muy cuidadoso y tiene su razón de ser. Cuanto más sabes, más te das cuenta de que hilaban muy fino. Era todo muy sesudo.
-¿Qué le empujó a esta profesión?
-Te llama la atención que todo empiece en Egipto. A pesar de que esté al otro lado del Mediterráneo, nuestra cultura occidental bebe y se inspira mucho en el antiguo Egipto. Allí está el origen de la filosofía, las matemáticas, la astronomía, el derecho,... Es cierto que a veces nos volvemos un poco pesados con esto, pero todo está documentado.
-Su profesión tiene un componente científico, pero también algo de aventurero.
-Sí, es verdad que las tumbas, al estar excavadas en la roca de la montaña, dan ese aire de Indiana Jones. Tiene cierto aire de misterio y de aventura, pero Harrison Ford ya dice en su película que el arqueólogo pasa la mayor parte de su tiempo en las bibliotecas. Nosotros excavamos seis semanas al año, el resto estamos rodeados de libros.
Fuente: Norte Castilla